miércoles, 5 de mayo de 2010

LA FAMILIA (1a. Parte)



Un estudio realizado por una popular revista del hogar, reveló que el 71% de los encuestados opina que la vida en familia está en peligro, el 75% de los casados, consideraron a sus matrimonios fracasados y sus hogares infelices; y el 78% de los jóvenes manifiestan mala relación con sus padres y deseo de independencia. Cada día un mayor número de matrimonios derivan en divorcios siendo el mayor número de estos en los primeros tres años de relación; por cada 5 actas matrimoniales se firman 2 de divorcios en el país. Una de cada tres mujeres sufren de violencia o abuso físico y emocional, siendo el agresor comúnmente miembro de su propia familia. La recién aprobada ley de sociedades en convivencia, la cada vez mas aceptada unión libre y la influencia de la sociedad respecto a un individualismo limitante y egoísta, son algunos ejemplos que dejan de manifiesto que la familia, como institución, no solo está en crisis, está en bancarrota, y para muchos, es un modelos en vías de desaparecer. ¿Existe alguna solución? ¿Hay algo que nosotros podamos hacer? ¿Qué dice la palabra de Dios al respecto?

La sociedad en que vivimos normalmente se orienta por presupuestos o modelos que están en oposición al designio de Dios. Es necesario tener bien claro, en nuestras mentes, que el matrimonio y la familia como modelo de convivencia fue diseñado exclusivamente por Dios, teniendo como finalidades, entre otras, remediar la soledad, ayuda y complemento a la existencia, la trasmisión de valores y el redescubrimiento de la imagen y semejanza de Dios en nosotros. Veamos a continuación lo que la Biblia nos dice al respecto.

Génesis 1:27-28 “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó, y los bendijo y les dijo: Fructificad y henchid la tierra y sojuzgadla...”. Según este relato la creación del hombre a imagen de Dios fue como varón y mujer, así podemos entender, que es en la relación de amor, comprensión y aceptación, de estos dos seres complementarios, que se puede descubrir la imagen de Dios en nosotros, porque al fin de cuentas Dios es un ser de amor, exento de egoísmos, y ha dado a su creación, esa capacidad de socialización. Además su bendición incluye la capacidad de procrear y la responsabilidad de velar por la creación que le rodea. Dios ideó el concepto de familia al crear al hombre como varón y mujer y darles la capacidad de compartir su milagro creador a través de los hijos, y no solo esto, sino que depositó en ellos la responsabilidad de velar y sojuzgar o administrar los bienes que el Señor les regaló. El relato que nos presenta Génesis capítulo 2 reafirma esta declaración, afirmando que al ver Dios al hombre solo declaró: “no es bueno que el hombre esté solo, le haré una ayuda idónea para él...al ver Adan a su mujer dijo esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne... por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.” Es claro que la relación en pareja (monogámica y heterosexual) es la respuesta de Dios a la soledad, entendiendo esta condición como algo no conveniente. La aceptación que presenta Adan acerca de su mujer nos enseña que él advirtió, desde ese momento, que encontraba un ser igual a el, de su misma condición, así que el hombre y la mujer, aunque diferentes, son iguales en esencia, son distintos pero para ser complementarios. A continuación, el autor hace una declaración teológica con un significado universal, manifestando la continuidad generacional de este modelo divino, al decir, que el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer... este acto de Dios no fue solo para Adan, sino una intención de vida para el resto de la humanidad que se legará de generación en generación. Sin embargo en los siguientes dos capítulos de este mismo primer libro de la Biblia, nos encontramos con el pecado y como consecuencia de este, dos declaraciones que atentan contra el principio divino de familia: (1) “la mujer que tu me diste...” El hombre al verse sorprendido, culpa a la mujer, generando entre ellos separación y discordia. (2) “ tu deseo será para tu marido, y el se enseñoreará sobre ti”. Como consecuencia de la desobediencia, Dios le declara a la mujer la posición que ella tendrá en la sociedad que abre sus puertas al pecado, y que hoy vemos manifestarse diariamente en el trato injusto e inequitativo que la mujer recibe en el mundo. A mas de esto, el primer relato respecto a la relación fraternal entre los primeros hijos de Adan y Eva, se ve interrumpido violentamente por el asesinato de Abel a manos de su propio hermano.

De estos primeros capítulos de la Biblia podremos resumir que fue voluntad de Dios, desde el principio, la relación de armonía, apoyo y felicidad que la familia traería al ser humano, pero fue el pecado el que atentó y destruyó esta buena intención de parte de Dios, pero no para siempre, pues el Señor, también tiene un plan redentor para las familias.

En la “re creación” que se presenta a partir del diluvio, Dios preserva la vida de Noé, un varón justo, pero al ordenarle la construcción del arca, la indicación es clara: “subirás tu, y tu esposa, y tus hijos y las esposas de tus hijos...” Es muy valioso para nuestro análisis, que Dios re toma la intención de salvar, no solo a Noe, sino a su familia, que sería la base de esta nueva sociedad. También encontramos en el relato de Génesis 11 un testamento de Dios para la familia, cuando, la promesa a Abraham se finca en la promesa de su descendencia, la fe de Abraham traería bendición y la tierra prometida sería para sus hijos, y los hijos de sus hijos, y no solo él y su linaje están incluidos en este plan de Dios, pues le señala: “En ti serán benditas todas las familias de la tierra...”. El concepto de familia acompaña al pueblo de Dios en todo el Antiguo Testamento: El nacimiento de Isaac, los problemas entre Jacob y Esaú; Las doce tribus que nacen a partir de la familia de Jacob y la llegada a Egipto gracias a la reconciliación y el perdón que otorga José a sus hermanos. Durante el éxodo podemos notar que la salida de Egipto es antecedida por la pascua, una cena ritual, de enorme trascendencia para el pueblo judío, que debía celebrarse en familia, cuya institución continuó hasta los tiempos de Jesucristo (y aun continúa entre ellos). Dos de los diez mandamientos dados en el Sinaí aluden directamente a relaciones familiares, estos son: Honrarás a tu padre y a tu madre, y No cometerás adulterio. La entrada a la tierra prometida se realizó respetando los orígenes de cada familia. El detenimiento de las genealogías presentadas en estos libros son otra prueba de la importancia que cobra la descendencia en el plan y proyecto salvífico de Dios.

El constante extravío del pueblo, su propensión a adoptar costumbres de los países vecinos y el descuido de las ordenanzas que Dios les había dado, fue nuevamente atentando contra la voluntad del Señor para ellos y para la institución que representa la familia. Existen relatos de bigamia y poligamia entre los personajes bíblicos, adulterios, violencia familiar, desobediencia de los hijos y una decadencia de valores, producto del abandono de los preceptos divinos y consecuencia directa de la destrucción del reino (Deuteronomio 17:17) y de las distintas cautividades (Esdras 10:2).

Es en esta condición del hombre, en la que el mensaje del evangelio irrumpe como la buena noticia esperada. Jesús encarna en una familia escogida detenidamente por el Señor, y es en ella, en donde el maestro “crecía en estatura y sabiduría y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52). Jesús descubre ante nosotros a Dios como un padre. Somos llamados a ser parte de la familia de Dios como sus hijos; eso nos convierte en hermanos, y por último, la iglesia se presenta en la analogía de ser la esposa que espera al novio que ha de venir a consumar su amor. El término familia no se aparta de las enseñanzas mas profundas que Dios ha querido darnos, así nos encontramos declaraciones como: “cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tu y tu casa (tu familia)” Hechos 16:31, o enseñanzas directas de los apóstoles respecta al trato que deben profesarse esposos, esposas, hijos y padres (Efesios 5:21-6:4). El concepto familia es un diseño de Dios que se ha sostenido gracias a su proyecto de salvación y, aunque es claro que el pecado, incluido en las influencias de la sociedad se le enfrenta y desea destruirlo, no será posible, pues es una institución de Dios que debemos luchar por conservar, todos quienes nos consideramos creyentes. Si bien es cierto que la salvación es una realidad individual, la Biblia se preocupa por dejar en claro que esta realidad, debe vivirse en comunidad y principalmente desde la comunidad original que es la FAMILIA.

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